Me encanta el ambiente de los últimos días de diciembre, cuando todos en una conducta compulsiva intentan transmitir amor y cariño buscando el regalo perfecto para sus seres queridos, adornan sus casas con arbolitos con luces y cuando vas de visita a una casa con espíritu navideño siempre te pillas con pequeños pascueros de chocolate sobre las mesas de centro…, que bella época se acerca y que increíble que se esté terminando el año tan rápido; pero fuera de cualquier tipo de análisis que pueda hacer sobre este año, se viene por primera vez en mi vida la disputa de con quién pasaremos la navidad… en nuestra primera navidad tuvimos la fortuna de tener a nuestros padres en la misma ciudad, por lo que los juntamos a todos y tuvimos una bella celebración, pero esta que es nuestra segunda navidad casados… debemos tomar la difícil decisión, con tus padres o los míos??? Y entonces se activa instintivamente la mejor conducta de sobrevivencia del ser humano, LA MANIPULACION, en donde te pillas buscando estrategias para convencer al otro de porque es mejor ir a la casa de tus familiares en vez de los de él… y entonces te toca la contraparte, en donde él con sus inteligentes estrategias de seducción comienza a seducirte con la idea del viaje, el tiempo juntos y el vivir una celebración distinta, y ahí me quedo yo, pe tri fi ca da de pánico al imaginarme a 1200 kilómetros de distancia de mi hogar materno, de el árbol que año a año he decorado escuchando villancicos junto a mi madre y hermanas, esperando con ansias ese exquisito pavo que solo mi madre sabe preparar… y entonces que hacer… sigo creando estrategias de convencimiento o me rindo a las estrategias de mi marido… las palabras, lo justo es justo vienen a mi mente, y entonces es inevitable recordar que hace por lo menos 4 años mi esposo no ha podido viajar para pasar la navidad con su familia, el termino de su tesis, el comienzo de su vida laboral le han impedido hacerlo… y este año existen todas las posibilidades para que podamos tomar un avión y viajemos al norte de chile a celebrar estas lindas fiestas con mis suegros…
Creo que lo más sensato es comenzar a prepararme unas potentísimas flores de Bach, empezar a pensar en la ropa que llevare y oculta y silenciosamente llorar para botar la pena del destete, finalmente, creo que en esta batalla por justicia el ganador será mi marido… pero como soy una muy mala perdedora, luchare por conseguir, una merecida indemnización…